El mundo blogger es aún tremendamente joven, por lo que las consecuencias de nuestras palabras como editores de un sitio en Internet aún no están reguladas ni medidas (ni siquiera lo están las de los periodistas, en muchos casos, así que la cosa va para largo). Recientemente, en EE.UU., el summum de la democracia y de la libertad, encarceló a un joven periodista independiente que publicó en su blog unas imágenes de una manifestación de 2005 contra el G-8 por obstrucción a la justicia, al negarse a facilitarle al juez dichas imágenes. Quizá esto debería hacernos reflexionar sobre dónde empieza y dónde acaba la libertad de nuestras palabras como bloggers. Hasta ahora hemos pensado que podemos decir lo que queramos y que estamos amparados por la red. Quizá eso sea así, pero las últimas noticias dan a entender que nuestras palabras o nuestros hechos englobados dentro de la blogosfera pueden tener consecuencias. Aunque tampoco hay que ponerse en el extremo norteamericano, tan restrictivo con respecto a la libertad de prensa, pero sin duda tenemos aquí una pequeña laguna que empieza a vislumbrarse en este mundo tan joven y al que, quizá, poco a poco haya que ponerle unas pequeñas reglas.
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