Malditos festivos

En estos días, cuando se acerca un puente como el que viene, uno de esos de saltar por los aires, de pegarte varios días sin saber nada de nadie del curro, de esos que aprovechas para hacer los arreglillos o para ir al cine...me gustaría tener una profesión normal, de esas que no trabajan los festivos. Me pregunto ¿quién me mandaría hacerme periodista? (mi tía, que me dijo aquello de que si me gustaba escribir tenía que estudiar Periodismo).

Pero luego lo pienso y...la sociedad nos debe una disculpa a los periodistas, pero también a los de los restaurantes, cafeterías y bares, a los de los hoteles, las gasolineras, los 24 horas, los chinos (bendita gente que sólo no trabaja cuando duerme), los santos del telepizza de a 6 euros la hora, los conductores de autobus, de tren, las azafatas, los pilotos, el personal de tierra, las taquilleras del cine y todo su personal, los currantes de los comercios que abren en festivos... porque siempre quejándose todo el mundo de lo que curramos, etc, etc pero los festivos...¡ah, los festivos! Ese eterno sentimiento de que nos estamos perdiendo algo, el despertarse sin ningún motivo, estirar los pies fuera de la cama sin ninguna intención de levantarse, girarte y abrazarle (o quedarte sola, qué más da), dormir una hora más, o dos si quieres (no importa!!!), que te traigan el desayuno a la cama, como en los anuncios, como en las pelis; atiborrarte a palomitas viendo Los Cazafantasmas, o cualquier otra película visión número tropocientos...

Ah...¡los festivos! ¡Qué grandes días no vividos!

(qué ganas de pillar vacaciones)