Pegándole patadas al planeta como lo hacemos, no es de extrañar que a la naturaleza se le atonte un poco el cerebro. Conmocionada por los continuos ataques que sufre, la naturaleza ha dejado de ser sabia, porque no puede huir de las carreteras, porque no todos los animales pueden aprender a no cruzarlas y morir en el intento de correr libres hacia el otro lado, porque no puede detectar pirómanos, porque no puede apagar el aire acondicionado o la calefacción, porque no puede dejar de fábricar coches potentes grandes emisores de gases, porque no puede más.
Sin embargo, a veces nos sorprende un pequeño rayo de luz. Como cuando andas por una calle en la sombra, donde el frío te agarrota los huesos, y de repente encuentras una zona soleada. Y los rayos acarician tu cara con todo el cariño y el calor que existe en el mundo.
Así siento yo las noticias buenas. Como un rayo de sol.
La ONU ha lanzado una campaña de reforestación dirigida a todo el mundo.
Sin embargo, a veces nos sorprende un pequeño rayo de luz. Como cuando andas por una calle en la sombra, donde el frío te agarrota los huesos, y de repente encuentras una zona soleada. Y los rayos acarician tu cara con todo el cariño y el calor que existe en el mundo.
Así siento yo las noticias buenas. Como un rayo de sol.
La ONU ha lanzado una campaña de reforestación dirigida a todo el mundo.
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