Desde que entras por la puerta de la facultad (y aunque no lo hayas hecho nunca también) hasta esos día que, por circunstancias de la producción del periódico te toca editar como una posesa y no tener nada que ver con la actualidad, eres consciente de la importancia de tu papel como periodista para salvaguardar la intimidad de las personas y para proteger a las víctimas (aunque es algo que no hacemos por nosotros mismos).
Por eso me parece una falta de respeto que en Elmundo.es pueda verse la cara de la joven ecuatoriana agredida por un “Neng” racista. En cambio, otros medios de comunicación como La Razón, El País o Diario Información (por poner ejemplos diversos) sí que han hecho un gesto tan sencillo como pixelizarle la cara.
Espero que El Mundo nunca se olvide de que es uno de los periódicos de referencia, sobre todo a nivel de Internet, y que no puede permitirse estos deslices. Aquí apelamos a la ética de las empresas, a su ética periodística (a menudo reñidas entre sí). Y no podemos saber si se trata de un simple despiste o si es una llamada a la audiencia.
Por eso me parece una falta de respeto que en Elmundo.es pueda verse la cara de la joven ecuatoriana agredida por un “Neng” racista. En cambio, otros medios de comunicación como La Razón, El País o Diario Información (por poner ejemplos diversos) sí que han hecho un gesto tan sencillo como pixelizarle la cara.
Espero que El Mundo nunca se olvide de que es uno de los periódicos de referencia, sobre todo a nivel de Internet, y que no puede permitirse estos deslices. Aquí apelamos a la ética de las empresas, a su ética periodística (a menudo reñidas entre sí). Y no podemos saber si se trata de un simple despiste o si es una llamada a la audiencia.
Por otro lado, la imagen que acompaña a estas líneas dice muchas cosas. Dice que los periodistas somos pirañas, basura pura. Dice que los periodistas somos pirañas porque la audiencia quiere ver sangre. Dice que una chica de tan sólo 16 años tiene todo el miedo del mundo metido entre sus jóvenes huesos. Y mientras ella se pone unas gafas enormes y se intenta tapar la cara para entrar a un juzgado al que ni siquiera quería ir del terror que le agarrotaba los miembros, los cámaras, los fotógrafos, los periodistas y demás gritan y se apelotonan corriendo alrededor de ella. A veces damos vergüenza.
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