Que no quede ninguna duda: Elisa Beni ha escrito su libro por amor a la verdad. Y ese es el único motor que ha movido sus neuronas, correteando por las teclas del ordenador. Por supuesto, estoy siendo irónica. Que no quede ninguna duda: Elisa Beni se ha aprovechado de su posición, de ser mujer de quien es, para sacar el libro que ha publicado, tan sólo un mes después de la sentencia que ha marcado los últimos tiempos de esta España convulsa que no se sabe muy bien hacia donde va. No sólo ha aprovechado que su marido es un personaje público en el que están posadas todas las miradas desde hace meses, sino que se beneficia de la coyuntura, su acercamiento a esta fuente para sacar el libro antes de que se pase todo esto del 11 M y no dé los beneficios esperados.
Ni siquiera es un libro de investigación, sino que se centra en la figura de su marido como juez al que le ha tocado un asunto peliagudo y difícil. No seré yo quien le quite el mérito a ese hombre que, desde luego lo tiene, sólo por no decir lo que muchos quieren escuchar y seguir sus propias creencias (ni comparto ni dejo de compartir, simplemente ha hecho lo que él creía que debía hacer y eso, en principio y mientras no se demuestre lo contrario, es digno de alabanza). Pero es un libro sobre una persona, al fin y al cabo, aunque por lo visto también trata cosas que no se vieron en el juicio, por lo que Bermúdez se las contó a su mujer. Algo muy poco profesional, desde mi punto de vista. Está claro quien es su fuente durante todo el libro, porque la crítica es precisamente esa: es su única fuente, ergo no es periodismo, ergo no es periodismo de investigación.
Ni siquiera es un libro de investigación, sino que se centra en la figura de su marido como juez al que le ha tocado un asunto peliagudo y difícil. No seré yo quien le quite el mérito a ese hombre que, desde luego lo tiene, sólo por no decir lo que muchos quieren escuchar y seguir sus propias creencias (ni comparto ni dejo de compartir, simplemente ha hecho lo que él creía que debía hacer y eso, en principio y mientras no se demuestre lo contrario, es digno de alabanza). Pero es un libro sobre una persona, al fin y al cabo, aunque por lo visto también trata cosas que no se vieron en el juicio, por lo que Bermúdez se las contó a su mujer. Algo muy poco profesional, desde mi punto de vista. Está claro quien es su fuente durante todo el libro, porque la crítica es precisamente esa: es su única fuente, ergo no es periodismo, ergo no es periodismo de investigación.
Además, las víctimas se quejan, se han visto perjudicadas, y a los demás magistrados no les ha parecido profesional la actitud de Bermúdez.
A ver si mi novio se dedica también a algo gordo y me dedico a sacar libros de su trabajo teniéndole como única fuente…me iban a salir como churros.
Sobre todo porque el periodismo NUNCA PUEDE BASARSE EN UNA SOLA VOZ. Viva el trabajo de campo, el contraste de información, la confirmación, la corroboración, la veracidad, la exactitud…
A ver si mi novio se dedica también a algo gordo y me dedico a sacar libros de su trabajo teniéndole como única fuente…me iban a salir como churros.
Sobre todo porque el periodismo NUNCA PUEDE BASARSE EN UNA SOLA VOZ. Viva el trabajo de campo, el contraste de información, la confirmación, la corroboración, la veracidad, la exactitud…
ACTUALIZACIÓN
Al día siguiente se conoce la noticia de que Beni montó una editorial en pleno proceso del 11-M, lo cual entra en conflicto con su puesto de funcionaria como directora de comunicación del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Me remito a lo dicho con anterioridad.
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