jueves, agosto 17, 2006

La fuente de la eterna juventud

Científicos de Estados Unidos han identificado los genes que permiten que una persona llegue a los 90 años sin un deterioro mental importante. Esto me hace pensar en el mundo tan superficial en el que vivimos: tenemos miedo a la muerte y al dolor, y sobre todo, a no ser aceptados físicamente por los demás. Este último punto resulta sumamente interesante actualmente en nuestra sociedad. En la española, se ha incubado la idea de que la belleza y el aspecto físico lo es todo, una moda importada a la que cada vez hacemos más caso (y yo me sigo preguntando por qué no copiamos los modelos o los valores que resultan beneficiosos para el ser humano, sino la basura televisiva y el consumismo brutal). Esta noticia, que en la superficie resulta simplemente un beneficio para la investigación que puede llevar a los científicos a descubrir cómo vivir más y sin que se nos vaya la olla, en realidad refleja esa clara preocupación por vivir más años y retrasar el momento de la muerte (al que tenemos tanto miedo). Asociada a esta idea, la del aspecto físico, la epidermis, la superficie que intenta cubrir con un buen maquillaje 24 horas los verdaderos problemas de la sociedad española.

Lo último en este sentido, es el programa de Cuatro Supermodelos 2006. En el anuncio se oye la voz de Judith Mascó (presentadora del asunto) : “¿quién dijo que la belleza está en el interior?”. En el anuncio en prensa, se ve un cuerpo escultural de una mujer, y en sus tetas puedes leer un mensaje similar, aunque un poco más cortadito: "La belleza no está sólo en el interior". El subtítulo: Judith Mascó presenta el reality que busca sólo a la más guapa. Totalmente denigrante para el resto de los mortales que creemos en nuestras capacidades intelectuales y espirituales por encima del hedonismo del “sentirse guapo”. Parece que los directivos de televisión vean todas las noches antes de dormir un capítulo de alguna de esas series malas de instituto, en los que los guapos siempre triunfan y los patitos feos deben pasar por la transformación (o si no, ¿por qué Betty la Fea no siguió siendo fea, y se transformó en cisne?). Pues mire, señor jefazo de la tele. Sí, sí, ¡usted! El del jacuzzi y la secretaria debajo de la mesa: ¡Mi madre tiene 47 años y está tremenda, y cuando tenga 68 lo estará igual y también el día en que tenga que besarla en su ataúd! Y no se ha tocado nada. Lo que siempre va a quedar es lo que eres. El resto será pellejo, por mucha operación que haya de por medio.

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